LVMH, el conglomerado francés que lidera el mundo del lujo con marcas como Louis Vuitton, Dior y Céline, estaría evaluando la venta de una de sus firmas más emblemáticas: Marc Jacobs. Según reportes recientes del Wall Street Journal, la operación podría concretarse por un valor cercano a los 1.000 millones de dólares.
Entre las compañías interesadas figuran Authentic Brands Group (dueña de Reebok), WHP Global (propietaria de Vera Wang) y Bluestar Alliance, que recientemente adquirió Off‑White de manos del mismo LVMH. Por el momento, la estructura del acuerdo no ha sido confirmada públicamente y ninguna de las partes ha emitido comentarios oficiales.
Una decisión que responde a una nueva lógica
Tras años de crecimiento constante, LVMH estaría reconfigurando su portafolio para enfocarse en sus marcas más rentables y alineadas con su ADN de lujo exclusivo. En ese contexto, etiquetas como Marc Jacobs, aunque reconocidas, podrían considerarse “no estratégicas” para la visión actual del grupo.
La decisión también llega tras una leve desaceleración en la división de moda y marroquinería del conglomerado, lo que habría llevado a priorizar líneas de negocio con mayor margen, como accesorios y licencias de alto valor.
¿Qué futuro le espera a Marc Jacobs?
Desde su fundación en 1984 y su incorporación al universo LVMH en 1997, Marc Jacobs ha sabido construir un estilo propio: una mezcla de alta costura, irreverencia urbana y sensibilidad cultural que marcó a toda una generación. Si bien su pasarela mantiene influencia, los ingresos más sólidos provienen hoy de productos como fragancias, bolsos, gafas y colaboraciones; segmentos que los potenciales compradores buscan ampliar.
Algunos analistas señalan que un enfoque centrado en licencias podría comprometer la integridad creativa de la firma. No obstante, también reconocen que un nuevo dueño con visión global y experiencia en moda accesible podría revitalizarla sin perder su esencia.
Una tendencia en el sector lujo
La posible salida de Marc Jacobs se suma a una ola de movimientos corporativos que reconfiguran el mapa del lujo. En el último año, Prada adquirió Versace por 1.400 millones de dólares, y LVMH ya ha cedido participación en otras marcas como Stella McCartney y Off‑White.
La tendencia apunta a una estrategia clara: consolidar los activos más potentes, y transferir aquellas marcas con valor comercial, pero menor sinergia, a grupos que puedan potenciarlas desde otros modelos de negocio.